Definir los medios de comunicación y explicar su funcionamiento en el contexto de las sociedades contemporáneas es, sin lugar a dudas, un reto importante para las ciencias humanas y sociales. Los lingüistas, sobre todo en el marco del análisis del discurso y de la conversación, se han enfrentado al reto que supone el carácter omnipresente y complejo de estos vehículos del pensamiento común y de otras endoxas. El punto de vista desarrollado en LHUMAIN insiste en la doble necesidad de no cosificar la noción de medios de comunicación (que encontramos en forma de expresiones comunes como: “son los medios de comunicación...”) ni de convertirlos en vehículos neutros y transparentes de datos y prácticas socioculturales. El primer supuesto haría de los medios un lugar o instancia genérica unificada que se asumiría como el producto, el receptáculo doxástico de la producción ideológica. Frente a esta concepción hipercrítica de los medios, el enfoque objetivista (cuya ingenuidad no lo hace incompatible con el anterior), que consiste en constituirlos como datos masivos en sí mismos, se abre a un enfoque cuantitativo y probabilístico, cuyos resultados (filtrados y “neutralizados” en el sentido químico) constituirían el nuevo objeto de análisis.
Frente a estas auto-implicaciones metodológicas, se puede adoptar una postura epistemológica alternativa a través de una antropología discursiva de los medios de comunicación. Lo anterior nos permite reconsiderar el papel del lenguaje en la producción mediática, por ejemplo, en torno a los siguientes temas transversales
- opacidad y transparencia: cómo circula y se produce el sentido, no sólo en los medios de comunicación (idea de espacio-contenedor, ¡a debatir!) o a través de ellos (idea de vehículos y vectores relativamente transparentes), por ellos (noción de una mediación causal de los acontecimientos discursivos en cuestión), o incluso en función de ellos (es decir, sobre la fe de una concepción editorial de la emisión de puntos de vista demiúrgicos), sino sobre todo en sí mismos (sobre la base de sus propiedades estructurales, orgánicas y tecnogenéticas (Hayles, 2012);
- su memoria discursiva y la circulación de acontecimientos discursivos y otros discursos;
- el condicionamiento de las expectativas sociales (repensar los formatos y géneros mediáticos) a la luz de la moral práctica y el cuestionamiento de las fraseologías mediáticas.
Sin embargo, siempre resulta problemático y a veces frustrante abordar los procesos de producción (recepción) desde un ángulo estrictamente discursivo. Estos mecanismos de difusión de la información se analizan mejor en su ecología secuencial (que los sitúa y les da sentido) a partir de observables de semántica interaccional, en sus cursos de acción y, más concretamente, en función de lo que movilizan en términos de alfabetizaciones. Por ello, los investigadores de LHUMAIN utilizan enfoques inspirados en la praxeología, y basados en la documentación y la observación etnográfica, para dar cuenta de las funciones discursivas de los medios de comunicación.
Entender la mediación como un conjunto complejo de espacios simbólicos intersticiales es sin duda un método para cuestionar los dispositivos mediáticos en nuestras sociedades contemporáneas (Gallez & Renault, 2018; Rebillard, 2016). Ya sea digital, escrita y/u oral, la mediación se ejerce a través de funciones lingüísticas ordinarias e intersubjetivas, y es vista por LHUMAIN como el resultado de una interacción social, de factores sociales y de esquemas interpretativos (Véron, 1987; Paveau, 2006). Desde nuestro punto de vista, la mediación es, por tanto, un proceso que transmite un discurso de acompañamiento en el sentido de que añade una dimensión proxémica a la interacción social. Los trabajos desarrollados en el marco de LHUMAIN se centran en dos ámbitos en particular: la salud y la cultura. Roy & Hardy (2012) y Durocher & Bergeron (2012) examinan el discurso de la mediación como facilitador de la comprensión del campo léxico hiperespecializado del discurso médico. Quéré (2007) examina las herramientas y los métodos de los investigadores en ciencias sociales, en particular su lenguaje y su discurso, como dispositivos de mediación para interpretar los fenómenos sanitarios, las políticas sanitarias y las prácticas médicas. En el ámbito cultural, la mediación se investiga en términos de creación de narrativas culturales atractivas que permitan al público implicarse (Vignier, 2017; Bourgeon-Renault y Dacosta, 2012). La mediación se aplica tanto a un posible conflicto que hay que prevenir o resolver como a la perspectiva de un vínculo que hay que (re)forjar, especialmente en la enseñanza y el aprendizaje de lenguas, donde las actividades de traducción, interpretación y resumen ofrecen la posibilidad de reformulaciones. Estas actividades lingüísticas mediadoras son cruciales en el funcionamiento lingüístico ordinario de nuestras sociedades (Cavalli & Coste, 2019).
Dernière mise à jour : 20/06/2024